miércoles, febrero 14, 2007

Televisión: (Una nueva forma de ver el mundo)

Televisión:


(Una nueva forma de ver el mundo)


A veces cuando nos levantamos lo primero que hacemos, casi conscientemente, es dirigirnos a la mesa o a cualquier otro sitio, pero no es precisamente para buscar nuestra vestimenta ni mucho menos ir al baño; sino, todo lo contrario, vamos a buscar el control remoto que yace en algún rincón de nuestro hogar. Sí. Ese control que rige nuestra vida existencial -para algunos no, pero para muchos sí- que, a lo largo de los años hemos visto (todos y todas) -a través de ese cuadrado que ha evolucionado de manera sorprendente: primero era una caja muy grande y muy pesada, que, para aquel entonces causaba un asombro tremendo, casi como cuando vimos despegar el primer cohete a luna. Y luego, los tubo al vacío. De blanco y negro pasó a la televisión a color y este, a su vez, quedó hasta el día de nuestra presenta era. Claro, pero con modificaciones: existen, pues, los TV con pantalla plasma o los de LCD; que , por muy nítida que sea la imagen o que sus píxeles sean de mayor cantidad seguimos cautivados por este aparato-; no obstante ,actualmente, la televisión, mejor dicho, los programas televisivos nos brinda una “educación “ paupérrima, casi por los suelos. Eso sí, sin mencionar los programas culturales como National Geographic u otros de semejante envergadura. Tanta es la estupidez que abunda en la televisión (como en la Internet) que nos olvidamos por completo de cosas más transcendentales que sí vale la pena, siquiera ínfimo, mencionar; y todo esto es el mundo que nos rodea. No todos estamos exentos de tanta banalidad, ya que de vez en cuando nos sumergimos en ese mundo letárgico que nos brinda una “cultura descartable” (de bolsillo).Sin embargo, muchos se percatan tarde de tan funesta noticia: que estamos inmersos en un mundo hiperconsumista.

No obstante cabe mencionar que, después de todo, el contenido de los programas llamados culturales nos informa (y hasta nos horroriza) de lo que acontece en todo el orbe. Pues, en realidad, la mayor parte de nuestra existencia(o vida) la pasamos frente a la televisión–claro, no todos, pero sí la gran mayoría-: frente a ese aparato que destella millones de haces de luz por segundo. Es una luminosidad tremenda que nos cega en una brevedad de tiempo, quizá, para algunos, infinita. Y así vivimos años, siglos, milenios con esa idea que la televisión nos brinda un espacio cultural, pero que no nos informa absolutamente nada ni la más mínima parte. Nacemos, crecemos y nos reproducimos viendo la televisión. Y cuando crecemos nos dicen o cuentan que los niños/as somos el futuro del país y hasta del universo. Qué idea para más burda nos tratan de hacernos creer. Si desde que, antes que nuestros padres fornicaran y nos concebieran, también ellos escucharon tal estupidez. Es más, venimos al mundo con un control en mano.

Bienvenidos al siglo XXI donde el posmodernismo junto al hiperconsumismo invaden y acechan, con toda la intromisión del mundo, nuestros hogares a través de la televisión: la arma más poderosa del mundo. Intentan doblegarnos y violarnos sin la más mínima compasión. Nosotros, mientras tanto, observamos cómo pasan imágenes truculentas, horripilantes, y tanta futilidad sin siquiera poder manifestarnos. Sólo nos dejamos absorber por las palabras que trasmite el hablante de algún programa televisivo de algún canal del cable. Y así la estupidez infinita es transmitida de generación en generación, de sociedad en sociedad, de programa en programa.

Angustiosamente nos levantamos para coger directamente el control de nuestra vida, nuestro destino sin final y sin salida, y prendemos la TV y nos sumergimos en ese mundillo extraño, insólito y nos aprestamos a escuchar el próximo mensaje del canal XY…Y tiritamos de miedo cada vez que cambiamos de canal. Vemos el mundo de una nueva forma.

sábado, febrero 10, 2007

Quiero ser parte…

Desde ya hacía tiempo he dejado de pensar, como que me he vuelto un poltrón, un laxo, etc. y mis ideas ya no fluyen como un río caudaloso como antes sí lo hacían por el infinito universo (mi cerebro). Espero no poder ser parte de ese conjunto de personas que miran un solo punto y observan que desde cualquier sitio equidistante tiene la misma forma, volumen y simetría. Piensan, además, que la vida es cuadrilátera. Y eso no es cierto, porque la vida no es un frenesí, la vida es una tragicomedia. Simplemente quiero ser parte del universo-naturaleza y no de esta humanidad -aunque estoy inmerso en este conglomerado planeta lleno de buenos pensamientos y trastocados humanoides – que solo desea vivir deprisa. Esta vez, como cualquier otro ser, quiero sentirme libre de cualquier estúpida ideología o filosofía. Ni Marx ni Jesús. Ni dioses del presbiterio ni nada.

Sin más ambages escribo estas ridículas líneas inconexas.

Quiero ser parte…


Quiero ser parte de ese universo que nunca existió. De ese mundo donde las hamadríades nunca pudieron crecer y que antes de ver la luz fueron improperadas por las voces del desquicio; expulsadas del Edén, donde Dios fornicó plácidamente con Lucifer y Jesús fue un energúmeno que murió por sabe quién. Sí. Quiero disfrazarme de político feroz y ahuyentar a los inversionistas extranjeros para que sepan que nuestro país piensa y razona y que sus gobernantes no hablan sandeces y firman tratados incongruentes, y sobretodo, gritar a los cuatro vientos que aún RESISTIMOS. Pues, quiero ser parte de ese universo. De ese mundo donde los cuentos infantiles son más cruentos que ver películas gore: Vísceras por aquí por allá, destrucción del medio ambiente, comunismo y socialismo utópico. ¿Acaso al final del cuento acaban todos/as contentos/as? Sí, sin lugar a dudas, deseo ser partícipe de toda esa parafernalia costumbrista y avasalladora. Quiero aún más. Quiero y deseo ser parte de este bello y reputadísimo país donde sus conciudadanos no gritan por una educación de altura. Porque, quizá, posiblemente, se han acostumbrado a sus nefastos gobernantes y gobiernos que son de paso, que viven fuera de la realidad… y no contribuyen en nada ; y que cada vez el término globalización abarca más y más .Hasta creo que el universo será globalizado. Quiero ser parte siquiera de este universo y para ser más exacto de este país donde para ir a hacer un trámite te cojudean por aquí por allá, te argumentan cualquier estupidez. Hasta el presidente ya no sabe qué decir cuando sale ha hablar…

Quiero ser parte de las colas, de las protestas, de las marchas contra la inequidad. De todo aquello que valga la pena. Quiero ser parte, por último,pero que sea positivo, de ese gentío que lucha por sus ideas o pensamientos, no retrógrados energúmenos que cometen felonía a cada instante, ser parte, quiero, sobretodo, poder abrazarlos.